¿Perfeccionismo tóxico?

¿Cómo detectar y combatir esta considerada virtud que es en realidad un defecto?

El perfeccionismo es uno de los defectos mejor considerados públicamente. Es algo que nos atreveríamos a decir en una entrevista de trabajo cuando nos preguntan por una debilidad. “Soy demasiado perfeccionista”. Hoy la RAE define el perfeccionismo como la “tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado”. Y ahí es donde le vemos las connotaciones negativas. Que las tiene… y muchas.

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Según la Universidad de Florida, el perfeccionismo está relacionado con la depresión, la ansiedad y otros problemas de salud mental.

Para frenar ese círculo vicioso de minuciosidad, lo primero es reconocer qué es tóxico y cuándo en lugar de sumar, RESTA.

¿Cómo saber si mi perfeccionismo es tóxico? Realiza una introspección en base a estos puntos:

  1. Trasladas tu perfeccionismo a los demás
  2. Procastinas porque la búsqueda de la excelencia te abruma
  3. Te sientes culpable por todo
  4. Tienes miedo al rechazo
  5. Te sientes infeliz pero crees que te llevará al éxito
  6. Los errores te frustran profundamente
  7. Los fracasos de los demás te alegran (aunque sea solo un poquito)

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¿Cómo cambiar?

Expertos recomiendan cambiar la mentalidad perfeccionista a una optimista. ¿Por qué? El optimismo tiene calidad limitada, el perfeccionismo no. Los optimistas se esfuerzan igualmente por alcanzar la perfección, pero son más flexibles y más resilientes al perseguir sus objetivos. El optimismo nos hace más felices y más productiv@s.

¿Cómo lograrlo?

  1. Piensa en la autenticidad
  2. Ser la versión más sincera de ti
  3. Persigue lo que quieres
Ser auténtico y sincero es aceptar tus cualidades y limitaciones. Logra tus objetivos de manera saludable, porque lo más importante es ser feliz y estar tranquil@.
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